PLANIFICACIÓN E INVESTIGACIÓN
Para encontrar nuestra posible solución hemos realizado varios pasos.
En primer lugar, mediante una encuesta, quisimos saber la opinión del alumnado en cuanto a la obesidad o las soluciones que ya existen hoy en día para ella, como los fármacos o algunas operaciones. También les preguntamos sobre algunos de sus hábitos deportivos o alimenticios para obtener una primera idea general de los jóvenes de nuestro alrededor. Y por último, también quisimos saber cómo creían que la sociedad aceptaba a estas personas, para ver si esto era un verdadero problema o no.
En segundo lugar y mediante otra encuesta, quisimos saber si realmente la familia es un factor importante a la hora de mantener una vida saludable. Nos quisimos centrar más en los hábitos de este alumnado, y asimismo, les preguntamos si en sus casas les animaban a hacer deporte o si se preocupaban por darles una dieta variada. Mediante esta segunda encuesta, también quisimos averiguar si la situación económica de un lugar afectaba también a la forma de alimentarse. Para ello, enviamos esta misma encuesta al alumnado tanto de Bilbao como de Sestao, ya que al tener Sestao una situación económica un poco más baja que la de BIlbao, podíamos hacer una buena comparación con los resultados.
Por último, quisimos fijarnos en un ambiente cercano a nosotros: el recreo en nuestro colegio. Nos fijámos en los aperitivos que el alumnado suele comer en esta parte del día, que generalmente son comprados en la cafetería del colegio, para ver si los jóvenes tenemos en cuenta lo que comemos. Seleccionamos algunos de los aperitivos más consumidos y nos centramos en la tabla de valor nutricional para ver lo que estábamos ingiriendo.
Después de estas tres prácticas, hemos decidido finalmente orientar nuestra solución hacia prevenir, en vez de solucionar la obesidad. Es decir, creemos que es más importante prevenirla, ya que una vez que ya está presente es más difícil encontrarle una solución (teniendo en cuenta que nos estamos fijando en la obesidad infantil).
Estos son los resultados que obtuvimos:
1. Primera encuesta
Hicimos una encuesta en la que les preguntamos sobre algunos aspectos de la obesidad, como cómo creen que acepta la sociedad a personas con obesidad o cómo creen que se sienten esas personas. También les preguntamos qué opinan sobre las operaciones o fármacos utilizados para combatir la obesidad y, al mismo tiempo, sobre algunos de sus hábitos en cuanto a deporte o alimentación.
Llegamos a la conclusión de que la gente sí lo veía como un problema importante a solucionar ya que pensaban que la sociedad no respetaba o simplemente discriminaba a las personas con obesidad. En segundo lugar, nos dimos cuenta de que muchos de los jóvenes que respondieron esta encuesta no practican todo el deporte que deberían o que no se preocupan lo suficiente por su alimentación.
2. Segunda encuesta
Posteriormente, hicimos una segunda encuesta en la que preguntamos cosas más personales o concretas acerca del día a día del alumnado de primero y segundo de la ESO tanto en Bilbao como en Sestao. Decidimos hacer esta encuesta a alumnado de estos cursos, porque como estamos trabajando la obesidad infantil (5-18 años) creímos que era la edad dentro del ámbito que estamos trabajando en la que más conscientes podían ser con lo que respondían sin ser todavía del todo independientes, ya que queríamos fijarnos también en las familias. Por otra parte, la hicimos totalmente anónima, para poder obtener los resultados más verídicos y sinceros posibles.
En la encuesta, preguntamos qué tipo de hábitos tenía el alumnado en cuanto al deporte que realizaban o la cantidad de comida rápida que consumían cada semana. También, como hemos mencionado antes, tuvimos en cuenta a sus familias y preguntamos si en casa les animaban a hacer deporte o si se preocupan por darles una dieta variada. Al mismo tiempo, les pedimos que nos indicaran su sexo, su edad actual, su altura y su peso para ver si los resultados de las encuestas concordaban con el IMC (Índice de Masa Corporal) de cada uno que más adelante calculamos.
Para poder comparar los resultados de forma númerica, dimos un valor numérico a las respuestas de cada pregunta, obteniendo una puntuación más alta si marcaban un hábito más saludable y viceversa. De este modo, la puntuación más alta que se podía obtener era 14 puntos.
Hicimos una media de puntuación de los jóvenes de Bilbao y de los de Sestao. Como se puede comprobar en las tablas de resultados, los de Bilbao han tenido una puntuación más alta en las encuestas, lo que como hemos dicho antes, significa que en general tienen hábitos más saludables que los de Sestao.
Por otro lado, si nos fijamos en el Índice de Masa Corporal (IMC) de media del alumnado, nos podemos dar cuenta de que efectivamente el IMC, que es la relación entre la altura y el peso de cada persona, la de los de Sestao es más alta, lo que también coincide con ellos tengan hábitos menos saludables.
Finalmente, hemos llegado a dos conclusiones. En primer lugar, que el papel de las familias es importante a la hora de que los niños, niñas y jóvenes practiquen algún tipo de deporte y a la hora de que mantengan una dieta saludable y se preocupen de lo que comen. En segundo y último lugar, llegamos a la conclusión de que el nivel económico de cada lugar o de cada familia es un factor importante a tener en cuenta, ya que los resultados de las encuestas de Sestao fueron más bajos, es decir, que tienen en general hábitos menos saludables y la media del IMC del alumnado de allí fue más alta que la del de BIlbao por la misma razón.
3. Etiquetas de los alimentos
Después, decidimos poner nuestro punto de atención en los productos que están al alcance de nuestras manos y de todos los jóvenes. Cogimos algunos de los productos más consumidos en la cafetería de nuestro colegio y miramos la tabla del valor nutricional para saber qué es lo que contienen.